Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de vino, prevé aumentar su consumo un 11% hasta 2018
Estados Unidos es ya el primer país consumidor de vino del mundo. Y las previsiones hablan de un aumento del consumo en los próximos años. En la pasada edición de Vinexpo, salón mundial del sector vitivinícola de Burdeos, importantes representantes norteamericanos lo dejaron claro: “We are a young thirsty nation!”. Estados Unidos lleva veinte años aumentando paulatinamente su consumo de vino y se espera que el crecimiento hasta 2018 sea de un 11%. Unas cifras espectaculares que han llamado la atención de los principales países productores del mundo.
Los norteamericanos demandan vino. Eso está claro. Pero la gran pregunta es... ¿qué tipo de vino desean? Mel Dick, vicepresidente del primer distribuidor del país, Southern Wine and Spirits of America, ofreció pistas en Vinexpo y lo hizo apuntando a los ‘millenials’ (generación nacida entre 1980 y 2000), una generación que cuenta con 77 millones de miembros en Estados Unidos. “Son instruidos, están mejor informados y conectados, han viajado y quieren beber los sabores de esos lugares”, añadió en Burdeos David Trone, director de Total Wine and More. La conclusión en Vinexpo es que los ‘millenials’ buscan fundamentalmente buen vino a un precio asequible.
Beatriz Munsuri, Sales Manager de Dehesa del Carrizal, apunta que, para el consumidor norteamericano, prima la calidad del vino frente a la procedencia. Además, asegura, están abiertos a probar vinos procedentes de todo tipo de países productores. “En Estados Unidos están deseando probar una variedad de otro país. Para un americano al que le guste el Chardonnay de Napa es muy fácil llegar a descubrir el Chardonnay de Dehesa del Carrizal, porque tiene muchísimo interés por probar algo que él considera que es ‘igual pero diferente’. Quizá aquí ayuda mucho que nosotros elaboramos, principalmente, monovarietales, y este es un mercado en el que el consumidor no está acostumbrado a los blends, y sí a los varietales”.
Otra clave interesante del consumidor norteamericano es su absoluta confianza en los profesionales del sector. “Los clientes se fían mucho de lo que les vayan a recomendar, porque el servicio es muy profesional. En Nueva York, si entras en una tienda de vinos cualquiera, si hablas con un camarero cualquiera, no tiene que ser ni siquiera sumiller, te das cuenta de que el conocimiento que tienen del vino en general e, incluso, de vino español, es enorme”, dice Beatriz Munsuri.
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