Para que un vino abierto consiga mantenerse de la mejor manera posible y que así se conserven sus características durante más tiempo recomendamos la bomba de vacío, ya que aparte de ser una de las más utilizadas, es también una de las más económicas. Se trata de una herramienta especializada en la extracción de aire de la botella, logrando que el vino no esté en contacto con el oxígeno y que de esta forma, no perjudique la calidad del vino. 

Los dispensadores de gas inerte permiten la conservación a través de la introducción de gases como nitrógeno desplazando el aire casi completamente de la botella, por lo que se evita así su oxidación.

Cabe destacar que siempre hay que tener en cuenta ciertos consejos, como que el vino esté en un lugar en que no le dé la luz solar, ya que esto puede perjudicar el propio sabor del vino. Asimismo, se recomienda guardar la botella en vertical, ya que si la colocamos en horizontal aumenta la superficie del vino en contacto con el aire. Por otro lado, es muy importante mover lo menos posible la botella de vino. 

Por lo general, el vino ha de mantenerse a una temperatura inferior a los 13 ºC, esto es debido a que el frío permite que los microorganismos permanezcan inactivos y a que se aumente el tiempo de duración de los propio atributos del vino.

Pero, si después de seguir estos consejos queremos saber si el vino se ha puesto malo, la solución es muy fácil. Su sabor y su olor será mucho más ácido y, además, tendrá un sabor algo avinagrado.