Cuando nos acercamos al mundo de las catas de vino y a la degustación de los mismos, hay conceptos relevantes que conviene comprender. Dos de estas características de los vinos son si presenta retrogusto y cómo es este y si resulta retronasal. Pero, ¿sabes si estas palabras se refieren a lo mismo? ¿Cuál es su diferencia?

En primer lugar, cabe destacar que ambos conceptos hacen referencia a sensaciones que experimentamos una vez bebido el vino. En este sentido, cuando nos referimos al aspecto retronasal, estamos centrándonos en aquellos aromas y sensaciones que regresan a las fosas nasales tras tragar el vino.

Por su parte, cuando hablamos de retrogusto, también conocido como posgusto, el concepto es más amplio, englobando todos los aromas y sabores que permanecen en la boca, garganta y nariz tras beber el vino. Cabe destacar que todos los vinos tienen retrogusto, sea este más o menos pronunciado o más o menos duradero.

Podríamos decir, por tanto, que el concepto de retrogusto incluye las sensaciones que se asocian con el aspecto retronasal. Es importante reseñar que en estos procesos podemos encontrar matices y aromas nuevos que no se perciben a la hora de beber el vino.