Nuestras cepas descansan sobre una “raña”. Es el nombre local de las laderas y llanos al pie de las montañas que han sufrido la erosión del agua y las lluvias, lo que provoca una acumula- ción de arcillas y cantos cuarcíticos. Erosiones que se remontan al Cámbrico y que, gracias al microclima y a la humedad, albergan un interesante punto de acidez.
En este privilegiado lugar, los viñedos en espaldera reciben los aromas de la vegetación mediterránea: monte bajo, la jara, romero, tomillo, nuestro cercano olivar, los alcornoques, algunos robles más lejanos.
Introduce tu email para recibir información periódica.