El sabor del vino puede variar dependiendo de la copa donde se sirva
La copa es un elemento fundamental para apreciar correctamente todas las características del vino. Se dice, y no es exagerado, que el sabor de un vino es diferente dependiendo de la copa donde se beba. Si se bebe en la copa apropiada, el sabor será mejor y la experiencia, mucho más intensa.
Los tres elementos que hay que tener en cuenta a la hora de elegir la copa adecuada son la forma, el tamaño y el material del que esté hecha.
Forma
Una copa de vino debe de ser convexa. El borde tiene que curvarse hacia el interior, ya que de esta manera los aromas captados en el interior se canalizan fácilmente hacia la nariz. Y debe ser lo suficientemente profunda para que la superficie de vino en contacto con el aire no sea excesiva. De este modo, la copa retiene los aromas. Si la copa es poco profunda, los aromas escaparán y la experiencia de la degustación del vino será menor.
Otro punto básico de la forma de la copa es su pie. Ha de ser lo bastante largo como para que los dedos puedan sostenerla sin tocar el cáliz, ya que de lo contrario el calor de la mano pasaría al vino y su temperatura subirá más rápidamente. Hay que recordar que el vino ha de tomarse a una temperatura fresca.
Tamaño
El tamaño de la copa tiene que ser lo bastante grande como para servir una cantidad suficiente de vino sin llenarla más que un cuarto o un tercio de su capacidad. Si la copa es muy pequeña o está demasiado llena, no se podrá hacer girar para liberar los aromas o levantarla para apreciar el color del vino al trasluz.
Teniendo en cuenta que normalmente se sirve una cantidad equivalente a una octava parte de la botella (unos 9 cl.), la copa deberá tener una capacidad de al menos tres veces más (27 cl.). Se puede usar copas aún mayores, de unos 35 cl. de capacidad o más, pero no se deben utilizar para servir vinos añejos y delicados, ya que su gran superficie hará que se volatilicen los aromas con excesiva rapidez, impidiendo apreciar todos los matices que aportan este tipo de vinos.
Material
El material ideal es el cristal fino, transparente y liso. Hay copas de vidrio tallado, que pueden ser muy espectaculares, pero no son útiles a la hora de degustar el vino, ya que no favorecen la apreciación de todas sus características. Las copas de cristal fino proporcionan una claridad óptima y su finura permiten contemplar el vino sin ningún tipo de deformación.
Y ahora... la gran pregunta: ¿Qué tipo de copa compro? ¿Cuántos tipos necesito tener en casa? Existen muchos tipos de copas, incluso se han desarrollado copas específicas para cada tipo de uva. En este post del blog Verema.com se describen de manera clara algunos de esos tipos específicos de copa y el tipo de vino que debe servirse en ellas.
Lo ideal es disponer de aquellas copas que mejor se adaptan a los vinos que habitualmente bebemos. Existe una gama de copas desarrollada tras años de investigaciones formada por cinco tipos que abarcan la gran mayoría de los vinos. Se trata de la gama de copas Riedel, formada por una burdeos tinto, una borgoña tinto, una vino blanco, una champagne y una vinos de Alsacia.
No obstante, quizás no sea necesario disponer de las seis variedades en casa, y se pueda reducir a tres tipos: burdeos para los blancos, generosos y tintos menores, borgoña para los tintos de gran calidad y champagne para los espumosos.
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