Hoy te aclaramos el significado de este término, común en las catas de vino.
Seguramente, leyendo las notas de cata de un vino u oyendo la explicación de sus características has escuchado que se trata de un vino “complejo”. En un primer momento podemos pensar que este término se refiere a que resulta difícil de beber o complicado de maridar, pero nada más lejos de la realidad ¡Hoy en nuestro blog te contamos a qué nos referimos cuando indicamos que un vino es complejo!
En primer lugar, aclararemos que el hecho de calificar un vino como complejo es positivo, ya que estamos indicando que presenta multitud de matices tanto en su fase olfativa como en la gustativa. Por tanto, hablamos de un vino aromático en el que podemos encontrar diferentes notas y tonos: cítricos, afrutados, dulces, tostados, avainillados, a madera, a regaliz… dependiendo de la variedad del mismo.
Eso sí, es importante destacar que este abanico de sabores y aromas forman, en su conjunto, un vino amplio en boca y armónico. Si no se diera esta última característica no podríamos hablar de un vino complejo, ya que es fundamental que todos estos matices estén equilibrados a la hora de catar el vino.
Tal y como os indicábamos recientemente en nuestro blog, procesos como la crianza en botella pueden resultar en el aumento de la complejidad de los vinos.
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