Nació hace 32 años en Bélgica, un país que en España asociamos inmediatamente a la cerveza. Pero a Christophe Beele lo que le interesaba desde pequeño era el vino. Estudió Ingeniería en Ciencias Naturales y Agronómicas y posteriormente cursó un Máster en Viticultura y Enología. Ha trabajado en Francia, Australia y Chile y, desde hace cinco años, desarrolla su labor profesional en Dehesa del Carrizal. Le encanta cocinar (sobre todo experimentar en la cocina), viajar y aprender constantemente de aquellos sitios que visita. ¿Su deporte favorito? Como buen belga, el ciclismo. 

¿Cuál es su primer recuerdo del mundo del vino? ¿Se acuerda de la primera vez que lo probó?

No, pero sé que era muy joven. De pequeño me llamaba mucho la atención la cocina y el producto fresco. ¡Lo olía todo! Cuando tenía algo que desconocía, lo primero era olerlo. Así me empecé a interesar por el vino. Posteriormente, con amigos, empezamos a asistir a catas y cada vez me fue interesando más este mundo.

Usted es belga, patria de las mejores cervezas del mundo....

Cierto, en Bélgica hay una gran cultura de cerveza artesana y de enorme calidad. Se producen las mejores marcas y estilos del mundo entero, y en la gastronomía belga no es raro encontrar la cerveza como ingrediente en sus platos típicos.

Y sin embargo apostó por el vino. ¿Por qué?

Bueno, es que en Bélgica también se producen vinos. Los más famosos son los blancos y espumosos de producciones limitadas. Y a mí me llamó más la atención el vino, quizás porque siempre he buscado lo diferente.

¿Existen diferencias entre los consumidores de vino de cada país?

Todos los países tienen un consumo diferente. Por ejemplo, en Gante se consume mucho cava, similar al consumo de Mahou en Madrid. Se toma como algo fresco en el bar, entre amigos o simplemente en casa. Todo el mundo tiene en la nevera. En países más nórdicos se consume más vino tinto con cuerpo, volumen y potencia sin prestar demasiada atención a las variedades. En cambio, en otros países consumen por variedades y buscan todos los vinos de una determinada variedad del mundo. El mercado del vino a nivel mundial es muy diverso y muchas veces está relacionado con su gastronomía local y su cultura. Mi reto personal siempre es maridar y encontrar el plato ideal de cada país o cultura a los vinos que producimos en Dehesa del Carrizal.

¿Recuerda su primer día de trabajo en Dehesa del Carrizal?

Conocía Dehesa Del Carrizal muchos años antes de empezar a trabajar aquí, por su Cabernet. Unos años más tarde me incorporé al proyecto, y aquel primer día me llamó la atención el olor de las hierbas aromáticas y el monte bajo perfumando la finca, cuyo matiz se encuentra en ese Cabernet. Me encantaba... ¡todo tenía sentido!

¿Dónde se tiene mejor consideración de los vinos españoles?

Sin duda, en Europa. Dinamarca, Suiza o Alemania tienen un conocimiento muy alto de la cultura del vino español, a veces más que en la Península, curiosamente. También destacaría Japón. Los japoneses se sienten muy cercanos a la cultura española y aprecian profundamente el estilo de vida español.

¿El concepto ‘Vino de Pago’ se vende bien en el extranjero?

Depende del país y del nivel de conocimiento que tengan sobre de la cultura del vino. Pero es un concepto que siempre llama la atención e interesa: comprenden y aceptan Vino de Pago como vino de calidad, excepcional, único e irreproducible.

¿Qué vino Dehesa del Carrizal es el que más se aprecia en el mercado internacional?

En Europa, Cabernet Sauvignon y Chardonnay tienen muy buena reputación y un posicionamiento muy estable. En Asia y Australia, Syrah y también Chardonnay son las variedades con más aceptación. Además, últimamente, nuestro Petit Verdot se demanda mucho tanto en Europa como en Asia y Oceanía, sobre todo por ser una uva desconocida, diferente y noble.

Por cierto, ¿cuál es su Dehesa del Carrizal favorito?

Depende del momento, del anfitrión y de la comida que pudiera haber de por medio. Pero cuando estoy solo en casa y me apetece un vino... ¡siempre Cabernet!

¿Y su vino belga favorito?

Complicado... no tengo un vino favorito, pero si puedo sugerir algo, diría la bodega de Domein de Kluizen.

Hemos viajado a Bélgica y queremos comer bien. Propónganos un restaurante, un plato y un vino.

En Gante existe un restaurante llamado Bij den Wijzen en de Zot en el barrio más antiguo de la ciudad, Patershol. Hay que pedir el plato típico: Gentse Waterzooi y para beber, Riesling del Rheingau. Si se opta por cerveza, una trapense Orval o una de la microcervecería Quintine. Y si estás en Bruselas mi sugerencia es acudir al restaurante La Truffe Noire, pedir el Carpaccio Bleu des Prés (carne típica belga de la raza Blanc Bleu Belge) y beber un Pinot Noir. ¡Imprescindible!