Estamos seguros de que en muchas ocasiones habéis tenido la sensación de que el vino huele diferente o tiene un cierto sabor avinagrado. Pero, ¿sabrías decirnos por qué sucede este fenómeno y cómo podrías evitarlo?
Hay que tener en cuenta que, por un lado, el vino puede estar picado, en cuyo caso el problema se acaba de iniciar y se ubica en la capa superficial del propio vino, o puede que sepa avinagrada, lo que conlleva un problema más profundo, ya que esto quiere decir que todo el vino ha quedado ya contaminado por unos microorganismos aerobios llamados bacterias acéticas. Estos hechos pueden ocurrir en cualquier momento: durante la fermentación o maceración si no se presta atención a los remontados; en tanques o barricas cuando no se han llenado correctamente; y en la propia botella cuando se utiliza un tapón defectuoso.
Para evitar que esto suceda, se pueden tomar algunas medidas como evitar una exposición prolongada del vino con el oxígeno, mantener los tanques y barricas sin espacios de aire o mantener los niveles óptimos de sulfuroso, entre otras medidas.
Es importante saber que si este hecho se produce después de la fermentación alcohólica y que los vinos con una graduación alcohólica menor a 13 grados son más susceptibles que los que superen esa marca.
Podemos saber que el vino no está en buen estado a través de la vista, el olfato y el sabor. Es decir, cuando notamos que el vino está turbio y vemos cómo se forma un velo en la superficie del mismo, cuando se pueden apreciar toques a manzana podrida o cuando al probarlo nos sabe agrio.
Si alguna vez te sucede esto, lo más probable es que el vino se te haya picado. Recomendamos siempre mantener los vinos a la temperatura óptima para poder evitar este tipo de contratiempos.
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