Tras la fermentación, los vinos pasan a nuestro parque de barricas de roble francés de diferentes maestros toneleros y niveles de tostado, según sean necesarios para cada vino. Así descansarán para seguir perfilándose.
La puesta en barrica busca la finura aromática y la potencia tánica, complices naturales en nuestros vinos. Las condiciones de humedad y temperatura son siempre muy controladas. El frío invernal favorece la precipitación de los compuestos inestables, mientras que la subida de las temperaturas en verano acelera las reacciones químicas y permite al vino evolucionar en suavidad. Cada 3 ó 4 meses realizamos un trasiego que consiste a pasar el vino de una barrica a otra con mucho cuidado para separar las lías depositadas del vino limpio. Así el vino gana una limpidez notable por decantación natural. En Dehesa del Carrizal un tercio del parque de barricas es renovado cada año.
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