El agua y la humedad de las viñas es un importante elemento a tener en cuenta
Que el agua es un elemento fundamental es un hecho. Pero, ¿conocías cómo es su “relación” con las viñas?
La humedad, la lluvia o la mayor o menor presencia de agua en el suelo pueden resultar factores determinantes para el desarrollo de la vid. En este sentido, comenzaremos diciendo que la planta tiene dos maneras de absorber el agua: a través de las raíces y a través de las hojas. Además, esta agua puede llegar a la vid de distintas formas, como son lluvia, riego o humedad.
Así, aunque la vid es una planta que se acomoda a suelos áridos, es importante mantener un nivel hídrico adecuado, que necesitará de mayor intensidad en periodos más cálidos como son la primavera o el verano. Cabe destacar que en estos periodos es, por norma general, la propia planta la que, a través de sus raíces, llega a la reserva hídrica del suelo, para nutrirse y alcanzar el nivel hídrico necesario.
Además, la humedad también es importante para diferentes aspectos relacionados tanto con la viña como, posteriormente, con el vino, ya que puede acelerar el proceso de algunos microorganismos presentes en el mismo. Y, ¿cómo afecta la humedad a la planta? Con un exceso de humedad la vid tiende a cerrar sus poros y se lleva a cabo un crecimiento vegetativo más lento. También, la humedad genera un ambiente favorable para el desarrollo de microorganimos que pueden afectar negativamente tanto a la parte foliar de la planta como al propio racimo.
Sin embargo, si la situación es de defecto de humedad, la vid lleva a cabo una transpiración excesiva con el objetivo de compensarla. Por ello, aunque depende de las viñas y sus ambientes, por norma general podríamos afirmar que se recomienda un término medio para un correcto desarrollo.
Como os indicábamos, la vid es una planta que se adapta a los terrenos secos. Sin embargo, una escasez notable en el agua que recibe puede suponer efectos no deseados, como son una brotación irregular, un retraso en la maduración o incluso una disminución en el desarrollo.
Sin embargo, un exceso de agua también puede tener consecuencias negativas para la viña, como son falta de oxígeno en las raíces, retraso de la maduración, menor concentración de azúcar en la uva o, incluso, muerte de los brotes.
Por todo esto, para el viticultor es fundamental controlar con precisión la humedad y el agua que obtiene la viña, en aras de conseguir el mejor resultado tanto para la propia planta como para los vinos que se elaborarán después de su vendimia.
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