Los premios son concedidos por el Ministerio de Agricultura
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha concedido el premio ‘Alimentos de España al Mejor Vino, año 2014’, a la Bodega Dehesa del Carrizal por su vino Petit Verdot 2010. El premio, ex eaquo, también ha recaído en Bodegas Murviedro por su vino Cueva de la Culpa 2011.
El jurado, compuesto por personas de reconocido prestigio dentro del sector vitivinícola, decidió otorgar el premio por unanimidad. Estos premios reconocen la excelencia de los productos alimentarios españoles y la labor desarrollada por profesionales y entidades que contribuyen a la producción, transformación, utilización, comercialización y difusión de los mismos.
El Petit Verdot 2010 ya fue galardonado en marzo de este mismo año con el Gran Bacchus de Oro, un reconocimiento que equivale a ser premiado como el mejor vino del mundo.
El Petit Verdot 2010 procede de una uva de gran arraigo en Burdeos que, por su larga maduración, casa a la perfección con el particular clima de la finca Dehesa del Carrizal, ubicada en los Montes de Toledo, junto al Parque Nacional de Cabañeros.
El vino se presenta en rojo picota intenso y con destellos azules, revelando en nariz notas de bayas, de regaliz, de eucaliptus y también de monte bajo. En boca, ataca de forma fresca y suave; luego aparece la concentración de taninos maduros que le otorga gran amplitud y longitud final. En todo momento, el Petit Verdot tiene presente el grafito, su principal característica mineral. Se puede guardar hasta 10 años en bodega y para conocer todos sus matices se recomienda servirlo entre 15 y 16 ºC.
Dehesa del Carrizal elabora sus vinos siguiendo una rigurosa legislación en materia de calidad. Se trata de una Denominación de Origen Protegida, una distinción limitada actualmente a quince bodegas españolas, que garantiza que todo el proceso de producción se desarrolla en la misma finca, con viñedos propios y uva cuidadosamente seleccionada. La normativa de elaboración es muy estricta e impone rendimientos bajos, rigurosos tiempos de crianza y exhaustivos controles de calidad que, unidos a la singularidad del enclave, los suelos y el clima, dan como resultado vinos excepcionales. Tan excepcionales como el Petit Verdot 2010.
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